11 de febrero de 2008

Arde Camden


No hay dos viajes iguales, como no hay dos viajeros idénticos. Tiendes a digerir los viajes como las lecturas, bajo tu propio prisma, adaptando lo que ves a lo que eres. Por eso a cada cual le llama la atención algo distinto de los lugares que visita. Yo, por ejemplo, siempre asociaré la primera vez que estuve en Londres al Mercado de Camden.

Por eso, ver ahora cómo ha sucumbido a las llamas de algún incauto me duele, en la distancia. Fabulo con volver a pasear entre esos puestos abarrotados, abandonándome al vaivén del tránsito como hice la primera vez que visité, maravillado, el Rastro madrileños. Esas son las cosas que a uno le gustan de las ciudades. Esos son los reencuentros que uno anhela. Hoy, Camden ha ardido, pero volverán a florecer, como setas silvestres, los puestos de cachivaches, comida china, camisetas insólitas. Volverá Camden. Volveré yo, también.


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