26 de agosto de 2010

Una noticia

Googleemos "Calamaro". ¿Ya? Un músico, al que admiro, por cierto, se caga en todo y su exabrupto genera millones de comentarios. Todos los diarios de hoy reseñan una noticia cuya razón de ser pongo en duda.

Calamaro es músico. Luego Calamaro es (debería ser) noticia cuando hace música, o cuando tiene algo que decir sobre música. Pero sus opiniones o su quehacer más allá de los márgenes de su actividad reconocida suman poco al debate público. No añaden contenido a esa idea habermasiana de la esfera pública. No son rodamientos para hacer funcionar el debate, sino balas de fogueo, un aldabonazo que se olvida tan rápido como surge.

Cuando el periodismo padece, más que nunca, una merma de confianza, conviene no sólo disparar hacia una audiencia interesada por las nimiedades y el petardeo. Podríamos mirarnos el ombligo y reflexionar sobre unas rutinas profesionales viciadas, que privilegian, mucho más de lo debido, la declaración de tal o cual político (y la respuesta de su adversario), o la última parida que suelta cualquier artista sobre un tema que muchas veces no domina.

Y frente a la duda, periodismo. O sea: dar un paso atrás, contar hasta diez, manejar la perspectiva y buscar otro ángulo, una voz autorizada e interesada que complete la información. Que convierta un dato en noticia.

0 comentarios: