26 de septiembre de 2005

Homenaje

Sociedad dicotómica, en Occidente el aplauso acérrimo se regala y la sonrisa de cortesía se esquiva como a la peste. Nunca fue tan fácil como hoy presenciar un aplauso. Nunca estuvo tan alcance de la mano, tan barato. Belén Esteben ha recibido más que usted, lector improbable, y que yo juntos, y sus méritos para lograrlos son, cuando menos, discutibles. Y no digo que yo me los merezca más que la Esteban, pero alguien habrá en este planeta que nos haya aportado algo más que ella; alguien que haya dicho alguna frase ingeniosa y oportuna, certera, en el momento clave; alguien que nos haya enseñado el camino con su ejemplo; alguien que haya quebrado límites que antes se nos antojaban insondables. Pero esa gente, con frecuencia, huye de la palmadita en la espalda y de los forofos de ocasión. A esa gente no le sobra el tiempo para homenajes vanos.
Viene esto a cuento por esta noticia: (El pop español rinde tributo a Duncan Dhu). No quiero decir que estos chicos no se merezcan el reconocimiento de sus colegas. Igual que con la Esteban, lo mío con Duncan Dhu sólo es un ejemplo. Digo que en los últimos años raro es el grupo o solista español con más de diez años de carrera que no tiene su disco homenaje. Sé que en muchos casos estos trabajos sólo obedecen a las estrategias comerciales de las discográficas, pero luego oyes en la radio a alguno de los participantes en el tributo asegurar muy en serio que Fulano (el homenajeado) es un precursor, que era nuestro ídolo de adolescencia, que ya se merecía estos honores, bla, bla, bla...
Repito: alguno habrá que no se merezca aplausos, sino todo lo contrario ¿no?

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