21 de diciembre de 2004

Adriano en Atocha

Leo "Memorias de Adriano". Da claves de lo que es ser un gobernante. Las intrigas en los sótanos del poder han existido desde que el hombre es hombre. Ya en el siglo II, ya en el XXI. Y aunque la historia tiende a levantar mitos donde no los hubo, algo debieron hacer los "grandes hombres de la historia" para figurar en ella. Corresponde al futuro, a nuestros nietos, valorar si en momentos de crisis como el que se dio en marzo pasado, nuestros dirigentes dieron la talla. Y también el pueblo será evaluado. El día 15 de marzo, tras el vuelco electoral, Gabriel Albiac tituló su columna en El Mundo así: "Adiós, España". Habíamos sucumbido al chantaje terrorista. Habíamos pecado. Habíamos votado sin libertad. Un día, con tiempo y ganas, me dedicaré a indagar sobre lo que decían los papeles en 1808, cuando echamos a los franceses en un levantamiento popular con pocos precedentes en nuestra trayectoria. Tal vez algunos periódicos de la época se dolieron del asunto; penaron compungidos por la cagada memorable, despidieron ya a nuestro pueblo, que dejó escapar el tren de la modernidad expulsando a los galos, retornando deliberadamente a la caverna, recurriendo a la barbarie contra la razón neoclásica y liberal que pretendió exportar Napoleón a base de hostias. Tal como Bush, mucho después.
Hoy, los libros de texto glosan aquellos acontecimientos subrayando la entereza y la unidad de un pueblo que, atacado, supo reaccionar. Que defendió lo suyo. Que no se quedó en casa. El mismo 11-M, toda la clase política nos animó a hacer lo mismo: salir de casa, movilizarnos contra la agresión, defender lo que era nuestro, la democracia, lo que creamos entre todos y pretendían arrebatarnos. Pero más tarde los resultados electorales fueron los que fueron. No sé que hubiera pasado en los comicios si no hubiese habido atentados. Pero el hecho es que los hubo. Aventurar hipótesis es tan fácil como abrir la boca. Probarlas es otro cantar.

0 comentarios: