10 de octubre de 2004

Al principio era el verbo

Comienzo este blog con la esperanza de que alguien dé con él, allá donde esté. El ego del principiante es un océano. Otra esperanza: llegar a algún sitio. Escribir (casi) a diario. De momento no se me ocurre sobre qué podrí­a versar. Irémos dándole forma con el tiempo. Espero.
!Ah! otra esperanza. Ser capaz de derrotar a mi torpeza informática. Ni idea de cómo se hace un blog, aunque he seguido, irregularmente, otros.
De momento, sería injusto olvidar a Ryszard Kapuscinski, el autor del libro que da nombre a esto. Al él van dedicadas mis energías. A su mente libre, abierta, valiente y generosa. Y a su prosa memorable.
Hasta la próxima.

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