29 de julio de 2008

Bomberos en mitad del humo



Confieso estar un poco preocupado. Cada vez leo menos. En mi descargo diré que este segundo abordaje a Las benévolas en el que estoy inmerso ha laminado mis ganas. Entre eso y que cada vez uso menos el transporte público voy robándole tiempo a la lectura. Así que vaya por delante el propósito de enmienda.


En cambio, entre unas cosas y otras aprovecho para ver series de televisión. Muchas. Ocurre algo raro: cada vez me gustan más, y empiezo a sospechar que ya he perdido la capacidad de distinguir las buenas de las malas. Pero qué importa. Todo en la cultura es cuestión del provecho que uno sepa sacarle. No hay libro completo sin lector, y por el mismo motivo no hay una serie sin su espectador. Leer en la playa una novelita de espías a veces te es más útil que Nietzsche o San Agustín. Cuestión de digestiones.


¿Conoces, lector improbable, ese hábito fetichista de ojear una y mil veces el inicio de un libro que has comprado pero que aún no has empezado a leer? Una fingida disciplina lectora me impide en muchos casos empezar esos libros recién adquiridos hasta que no llegue su turno, hasta que no finalice la lectura en curso. Entretanto, me consuelo releyendo esos comienzos. Algo así me empieza a ocurrir con las series. Fue lo que me pasó con Rescue Me. Ví a ese bombero rubio dar la típica arenga castrense de oficial curtido y escéptico al típico grupo de novatos. Todo típico. Todo tópico. Se me quitaron las ganas de verla. Hasta que la semana pasada crucé el rubicón de esos primeros y mal escogidos minutos. Tras esa charla arquetípica, el oficial Tommy Gavin (Denis Leary), sube a su coche. Antes de arrancar se le aparece el fantasma de su primo Jimmy Keefe, un bombero fallecido en el 11-S, que acompaña a Tommy allá por donde va, dándole consejos y recordándole la eterna deuda que tiene con él. Es un argumento bastante idiota, ya lo sé. Pero es efectivo. Los fantasmas de Tommy (ya que no sólo se le aparece su primo, sino también otras víctimas del fuego) funcionan como un contrapeso perfecto de toda la apariencia de masculinidad y entereza que rodea a este bombero y a sus compañeros de parque, que transportan, cada cual a su modo, el dolor solapado que padecen desde los ataques terroristas sobre las Torres Gemelas. Uno escribe unos poemas tremendos y malísimos. Otro se deja medio sueldo en las apuestas. Tommy, mientras, destroza su matrimonio, se da a la bebida, trata de cuidar de su padre (muy original ese recurso de subtitular las conversaciones telefónicas padre-hijo: en los subtitulos aparece lo que realmente se están diciendo el uno al otro en mitad de esas charlas intrascendentes), tiene un affaire con la viuda de su primo o acoge en su casa sin demasiado éxito a un perro feo, a su viejo y gordo tío, a un negro enano que apuesta a los caballos... En fin, un delirio, un desastre total, una charada surrealista con un arañazo de amargura que nos cuenta que no hay una vía ideal para superar los traumas que nos acechan, que cada cual los digiere como puede: apoyándote en el hombro de gente extraña, refugiándote en aquél vicio escondido, en la cháchara inane y escatológica con los colegas.


Qué se yo. Puede que Rescue Me sea tan mala como este comentario apresurado que la glosa. Y seguro que algún hipócrita o algún craneo estrecho verá esta serie como un catálogo de tópicos machistas. Yo veo todo lo contrario. Veo, a pesar de algún que otro guiño facilón, un relato de la amistad y de la depresión, del miedo, la rabia y la frustración. También, a veces, de la esperanza.

1 comentarios:

j.julio dijo...

A la vuelta de vacaciones me pongo de nuevo en contacto con "Un día más con vida".
Agradecí tu comentario y vi que has vivido cosas interesantes en estos últimos meses.
Confiesas que lees poco, y eso - como todo lo de la voluntad propia- tiene remedio. Me permito (paseando por la tarima del aula) recordarte que la sabiduría está más en la lectura que en la imagen. La imagen se entiende mejor con la lectura. Pero la lectura supone esfuerzo. No sólo la lectura de invención sino sobre todo la de pensamiento. ¿Qué se va a decir si no se cultiva el pensamiento? ¿Y cómo puede cultivarse el pensamiento si no se leen los porqués? Gracias al pensamiento un director de cine realiza imágenes y un guionista compone los diálogos y las escenas que su pensamiento quiere transmitir.
¡Te felicito por tu blog! Va muy bien.
Un día más con vida supone un día más para leer y que a uno le expliquen algo de la vida para poder explicarla él después.
Saludos muy cordiales, y mi agradecimiento.