12 de julio de 2010

A boli

El emotivo mensaje que Iniesta dedicó a Dani Jarque parecía escrito a boli en su camiseta interior. Me imagino a Andrés, horas antes de la final, recostado en la cama del hotel y garabateando con un bic azul una dedicatoria para su amigo. Con la misma ilusión con la que nosotros dibujábamos los nombres de nuestros héroes en las chapas. Héroes que indefectiblemente volvían a casa, cada cuatro años: frustrados, cabizbajos, acomplejados por un fracaso perenne que nadie era capaz de conjurar

Hasta hoy. Hasta este mundial que estrenó continente, extendiendo una mano a África. Y estrenó campeón. Los pequeñajos de rojo. En un mundial donde los figurines, las estrellas de la publicidad, han fracasado sin remedio, tiene algo mágico que uno de Albacete, más bien feo, incipiente calvo y paliducho como nosotros, rotulara a mano un mensaje que enseñar a todo el mundo. Un mensaje de cariño para un amigo perdido, en el momento más grande de tu vida.

Y allí, bajo el techado del banquillo, un bigotudo orondo y soso apretaba los puños y resoplaba. Así vive un desquite quien no sufre la úlcera del rencor. Como Del Bosque. Con alivio y orgullo. Satisfecho por liderar, sin que se note mucho, un equipo que sabe competir sin perder su estilo. Para brindarnos un triunfo que nos redime, tras tanto tiempo, de todas las amarguras.

Así que ahora cerraré los ojos. Para engañarme creyendo que fue un sueño. Sólo para poder despertar y darme cuenta de que es verdad.